En Latinoamérica, el cuidado de un niño con fiebre no comienza en la farmacia, sino en casa, con los remedios de mamá y los consejos de la abuela. Aquí te contamos los más usados y cómo aplicarlos con confianza, sin olvidar cuándo es hora de ir al médico.
1. Pañitos de agua fría en la frente
Un clásico de todos los hogares latinos. Mojar un pañito con agua fresca (no helada) y colocarlo sobre la frente ayuda a refrescar la piel y reducir la temperatura. Se puede repetir cada 20 minutos.
2. Baños tibios
Sumergir al niño en agua tibia (nunca fría) durante unos 10 a 15 minutos puede ayudar a bajar la fiebre de forma natural. Es importante secarlo bien después para evitar escalofríos.
3. Té de manzanilla o hierbabuena
Estas infusiones suaves ayudan a relajar al niño y, en algunos casos, a reducir la fiebre si hay malestar general. Se pueden ofrecer tibias (no calientes) a partir del primer año de edad.
4. Caldo de pollo con vegetales
Además de reconfortante, el caldo casero ayuda a mantener al niño hidratado y nutrido durante la fiebre. Puedes prepararlo con pollo, zanahoria, papa y un toque de cebolla y ajo.
5. Compresas de hojas de eucalipto o albahaca
En algunas regiones se preparan compresas con hojas hervidas de eucalipto o albahaca, que luego se enfrían un poco y se aplican en la frente o el pecho. Su aroma también ayuda a despejar las vías respiratorias.
6. Hidratación constante
Ofrecer agua, jugos naturales, agua de coco natural o sueros orales con frecuencia es clave para evitar la deshidratación, que puede empeorar la fiebre. A los bebés lactantes se les debe ofrecer el pecho más seguido.
Cuándo preocuparse: señales que no debes ignorar
Aunque muchos resfriados mejoran con cuidados caseros, hay momentos en los que es mejor no esperar. Estas son algunas señales de alarma que indican que tu hijo necesita atención médica:
- Fiebre por más de 3 días
- Fiebre en bebés menores de 3 meses, aunque sea leve
- Somnolencia excesiva o dificultad para despertar
- Irritabilidad o llanto inconsolable
- Rechazo total de alimentos o líquidos
- Dificultad para respirar o respiración muy rápida
- Signos de deshidratación (boca seca, llanto sin lágrimas, menos pañales mojados)
Con Sanitas, estás en buenas manos
Si notas alguno de estos síntomas, no dudes en buscar ayuda. En Sanitas, entendemos el valor de los remedios de casa, pero también sabemos cuándo es momento de actuar con apoyo médico profesional. Estamos aquí para cuidarte.