Con Sabor a Café

Nutrición y fitness / Revista Bienestar Sanitas Ed.128. Texto: Maricielo Acero.

Con Sabor a Café

Invita a compartir, mejora el ánimo y hace que quien llega se sienta acogido. El capuchino da estatus, el tinto hace amigos y el café frío es sinónimo de juventud. 

Oriundo de Etiopía, exactamente de Kaffa, en la Edad Media
 el arbusto fue llevado a Arabia por 
los marineros africanos a través del
 Mar Rojo, y allí se creó el primer
 cultivo de café. A fines del siglo
XVI botánicos y viajeros alemanes,
 holandeses e italianos comenzaron
 a enterarse sobre el uso de la bebida, 
y es un mercader holandés, en 1690,
 quien la lleva a su país, desde donde 
comienza su expansión por Europa. 
En 1723 el capitán Gabriel Mathiew 
de Clieu introduce la planta en Martinica, en las Antillas, y los holandeses comienzan a enviar arbustos 
a las Guayanas; de allí pasó a Brasil y a Colombia, donde se arraigó.

Después de todo ese recorrido, en el siglo pasado comenzaron a aparecer corrientes médicas que lo consideraron un veneno para la salud, tanto que los médicos lo ponían junto con el cigarrillo y el alcohol. No obstante, varios estudios recientes han mostrado que ese pequeño grano, tiene muchos beneficios para la salud.

Dada la controversia entre la comunidad científica, desde finales del siglo pasado se empezaron a realizar múltiples investigaciones para descifrar en detalle la composición química del cafeto y los efectos que podrían tener sus componentes sobre el organismo.

Si antes se decía que causaba gastritis, que volvía polvo los huesos, que impedía tener hijos, que era adictivo y que ponía el corazón a mil, desde hace unos años pasó a considerarse un fruto casi milagroso para prevenir muchos males.

Hoy la comunidad científica ha revelado que el consumo moderado de café (hasta seis pocillos al día, preparados con seis gramos de café por cada pocillo de 150 centímetros cúbicos) no hace ningún daño y, por el contrario, es muy beneficioso, explica John Duperly, médico internista, PhD en medicina del deporte.

El estudio más reciente realizado por el Instituto Nacional del Cáncer
 de los Estados Unidos y publicado en 
la revista The New England Journal of Medicine, en mayo de 2012, demostró que el consumo de café puede prolongar la vida. La investigación analizó a más de 400.000 hombres y mujeres de 50 a 71 años, y los resultados dejaron perplejo al mundo entero, pues la ingesta de entre tres y seis tazas de café al
 día se vio asociada con un descenso en las muertes por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, accidentes cerebrovasculares, cáncer, diabetes, infecciones, lesiones y accidentes.

Unos años antes, en 2007, se había publicado un artículo en la revista Neurology que resumió lo que cualquier consumidor habitual de café sabe: que este fruto ayuda a estar más despierto, mejora el rendimiento físico, el sentido de alerta y que reanima hasta a un muerto (de cansancio, claro está).

Dentro del grano de café

Cuenta la leyenda que cierto día un pastor llamado Kaldí apacentaba su rebaño cerca de un convento; de pronto, notó que sus cabras empezaron a comportarse de una manera muy extraña después de comer los granos que colgaban de un árbol. El pastor recogió algunos de ellos y los cocinó, pero enseguida los tiró al fuego cuando probó una bebida muy amarga. Fue entonces cuando el delicioso aroma de esos granos tostados le hizo pensar en una preparar una infusión diferente, y entonces, ¡milagro! Apareció el café.

Dice el doctor Duperly que en realidad lo que las cabras probaron fue una cereza de café, compuesta principalmente por cafeína, un alcaloide blanco que después de 45 minutos de ingerido está circulando por el sistema sanguíneo, y cuyo efecto perdura por tres o cuatro horas en promedio. Pero este pequeño grano tiene, además de la cafeína, polifenoles, que no son más que los renombrados antioxidantes, que ayudan a combatir los radicales libres (moléculas que resultan de procesos comer, respirar, hacer ejercicio y también de la polución y la radiación del medio ambiente, y que dañan las células).

Después de tantas investigaciones, la Administración de Alimentos y Drogas de los Estados Unidos (FDA) incluyó la cafeína en la categoría de “GRAS”, es decir, un alimento seguro. La Asociación Médica de los Estados Unidos (AMA) afirmó que el uso de cafeína con moderación en quienes tienen un estilo de vida saludable no debe representar un problema de salud.

Y para tranquilidad de los que creen que si prueban un sorbo de café se convertirán en adictos, la Organización Mundial de la Salud ha dicho que no existe ninguna prueba de que cause adicción, puntualiza el doctor Duperly. La razón por la que el café es ahora la segunda bebida más consumida en el mundo occidental después del agua embotellada no es porque sea adictivo: es simplemente porque su aroma atrapa y la sensación que deja en el paladar después de degustarlo hace imposible no amarlo para siempre.

Pero, entonces, ¿por qué para
 unos es el mejor antídoto contra todo
y a otros les produce pesadillas? La respuesta está en la genética. Según 
la nutricionista Gloria María Agudelo, cada quien tiene una sensibilidad individual a la cafeína que depende
 del peso corporal, la contextura física, la cantidad de café que consuma y la frecuencia con que lo haga. También influye la variedad de grano de café y la forma de prepararlo.

Si aún hay dudas, algo que comprueba que se trata de un alimento seguro es que muchas personas que huyen del café con la excusa de que mancha 
los dientes (lo cual es cierto), lo consumen sin darse cuenta en dulces, tortas, licores, gaseosas, bebidas energizantes y hasta en medicamentos, pues la cafeína hace parte de algunos de los analgésicos para tratar la migraña que se venden 
en cualquier farmacia sin prescripción médica.

Negro, cargado, clarito, solo o pintadito: no importa la forma de consumirlo porque siempre sabe bien. Así, no hay motivos para privarse de invitar a los amigos a disfrutar de una buena taza de café, pues si esta bebida es saludable a solas, lo es mucho más cuando se sirve en buena compañía. ¶

Lo que no sabías del café

El café contiene micronutrientes como magnesio, potasio, niacina y antioxidantes, como prolifenoles y flavonoides. Otros de los beneficios para la salud son:

  • El American Journal of Clinical Nutrition, en 2012, publicó un estudio que concluyó que el consumo de cuatro tazas de café (cafeinado o descafeinado) a diario protege contra el cáncer de colon e incrementa la movilidad del intestino grueso.
  • Según las investigaciones publicadas en la revista Diabetología en 2007, y en otros numerosos estudios, el consumo habitual de café brinda protección parcial contra la diabetes mellitus tipo 2.
  • Una taza de café solo (sin leche, ni azúcar) contiene entre 2 y 5 calorías, por lo que no altera los índices de glucosa.
  • Protege contra arteroesclerosis y tiene efectos cardioprotectores.
El café no aumenta el colesterol ni los triglicéridos, no induce ritmos anormales en los latidos del corazón (arritmia), no aumenta la hipertensión arterial y, por el contrario, mejora la capacidad de reparación de los vasos sanguíneos. Así quedó registrado en la revista Circulation, en junio de 2012.
  • Tiene un efecto positivo en el rendimiento y en la resistencia
de los atletas. Según un estudio científico publicado en el Journal of the International Society of Sports Nutrition, entre los beneficios de la ingesta moderada de cafeína se encuentra una mayor resistencia muscular, un mayor metabolismo anaeróbico y mejore tiempos de rendimiento.