Nací en Cuba y me mudé a Miami a los cuatro años, donde fui criado por mi abuela. Soy esposo y padre orgulloso de dos niños de dos y nueve años. Creo firmemente que el principio espiritual más importante es la humildad y que nuestro propósito en la vida es servir a los demás. Hablo inglés y español. Mientras estoy en casa, principalmente les hablo español a mis hijos, por lo que se vuelven fluidos. Hablaré inglés mientras esté en el trabajo a menos que mi paciente prefiera hablar en español. Decidí dedicarme a la medicina porque creo firmemente que puedo ayudar a los pacientes a mejorar y hacer que tengan una mejor calidad de vida. Un buen día de trabajo significa que puedo llegar a un consenso tranquilo con mis pacientes y lograr el mejor resultado para ellos. Quiero que sepan que, en Sanitas, mostramos a nuestros pacientes la máxima compasión. La compasión es una característica maravillosa del ser humano. Cuando me quito la bata, disfruto pasar tiempo con mi familia y entrenar al equipo de béisbol de la liga pequeña de mis hijos.